diumenge, 17 d’octubre del 2010

Artistas y (en) su obra

Bueno, tras un par de fin de semanas ya puedo dar un poco más de opinión acerca de la Biennial de este año, y es que aunque el acoger obras en edificios emblemáticos abandonados o poner una casita japonesa desmoronándose es de lo más original, lo que verdaderamente me ha llegado en esta edición ha sido el componente humano y es que ha habido un par de artistas que se han integrado en su obra.


Para empezar, original la artista japonesa Sachiko Abe que lleva cortando papel varios años por diferentes sitios del panorama mundial, para esta biennal ha recalado en la A foundation en la zona en regeneración de Jamaica street, en medio de naves industriales abandonadas y sucias, tras pasar por varias galerías abiertas y enormes te introduces en una vieja nave industrial abandonada, ruinosa y la calma te invade, te puedes sentar durante horas a escuchar como Sachiko corta papel en tirillas finas y lo deja entrecaer en una maraña de detritus acartonados. La limpieza y blancura de su vestido y el papel contrasta con suciedad y negrura de su entorno, pero hay que reconocer que lo más relajante (nunca hubiera dicho que un sonido podía ser tan zen) es el sonido que se genera al cortar papel con unas tijeras de traza, el tuntuneo constante y regular invade toda la sala por un mecanismo de altavoces que amplifican con eco y se funden con el silencio del lugar.

foto extraida de Vanilla Days

Otro sorprendente artista ha sido el belga Wannes Goetschalckx, y es que tras pasear por diversas galerías de la Tate gallery (recomendable la exposición de esculturas del segundo piso fuera de la Biennal), llegas a una de las últimas galerías y pre-dispuestas en lo que parece un orden caótico aparecen 11 televisiones con imágenes del artista realizando diversas actividades cotidianas dentro de lo que parece un zulo de madera, algunas divertidas y originales, te dejas llevar por la situación y hacia la mitad aparece un ventanuco que da como a un parapeto en medio de la sala. Tremendo susto de muerte al asomarte a la ventana y que te aparezca de golpe el artista “himself” encerrado en esa caja de madera moviendo bloques de madera, hay un pobre niño de unos 6 años que se ha quedado flipado durante minutos y gritaba mira, mira, papa. De lo más original la integración del artista en su obra.