diumenge, 4 de gener del 2015

The pen factory

La de horas que pasamos en los mundos subterráneos del bistro del Everyman, mesas enormes, de esas para acomodar a grupos, y tan difíciles de encontrar, cervezas, vinos y un buffet con quiches, tartas y ensaladas hand-made y regado con un ambiente acogedor, con la música no muy alta y con actores trasnochados, bohemios progres y filosofando acerca que es la vida. Pues bien, con el derribo del Everyman, el bistro desapareció y la sorpresa fue al re-abrir que el bar no le otorgo la licencia a Paddy Byrne, el hombre que había llevado el bistro durante más de 40 años. Pues bien el nuevo bar había perdido todo su encanto, ahora lo lleva la gente del teatro y es más rollo cafetería pija. Este hombre un poco compungido en vez de cruzarse de brazos, lo que hizo es abrir un bar en los subterráneos del  edificio adyacente al teatro. Y que ha pasado?. Pues que este bar recién abierto, tiene el mismo encanto que antaño, el mismo concepto, cervezas y vinos, una cocina simple y buena, y mesas enormes en un espacio abierto bajo tierra, y ha conseguido atraer a sus viejos clientes. Volveremos, el sitio es acogedor, se puede hablar y tiene esa esencia de sitio en el que pasarías horas y horas filosofando acerca de nada.