No se
si considerarlo una obra de teatro a la usanza o una ginkama infantil
por un edificio y alrededores. Lo que si que consigue es no dejarte
indiferente.
Hay que
reconocer que los actores no son profesionales, pero estos alumnos de
segundo año de la LIPA han puesto un montón de esfuerzos y ganas en
esta performance y lo han bordado. Una obra de gran magnitud que
coordina a más de 100 personas (más que el público asistente en
nuestra sesión) y con una escenografía y ritmo muy logrado.
Tal
solo llegar te dan unos cascos, una radio y te dan un objeto. Este
objeto que te otorgan al principio marca tu aventura, tal que un
libro de adolescentes de escoge tu aventura, el objeto otorgado te
abrira la puerta a un hilo argumental o a otro muy diferente.
Y tan
solo empezar te largan a una taberna en el puerto de Liverpool a
finales de los años 30, ambientada con mucho gusto, con música de
la época, mucho jolgorio y con una campaña de recogida de comida
para la contienda de la guerra civil española a luchar contra el
fascismo ( en este caso la comida recogida ira a parar a ONGs de
refugiados). Muy informal te dejas llevar y te sumerges en esta
taberna con decenas de actores, interactuando contigo, tomándote un
vino (no alcohólico) y escuchando las cantinelas políticas de la
época, alguna que otra historia personal con algún toque de musical y
alguna canción e intentando convencerte para que te alistes a las
brigadas internacionales a luchar en la contienda española. En esta
marabunta de acción, ruido y música, los diferentes narradores de
la historia, iran reclutando a sus espectadores dependiendo del
objeto y aqui empieza la historia.
Dependiendo
el objeto cogido y la historia narrativa te enfrentas a diferentes
estaciones, cada grupo se dirigirá a 3 escenas de un total de 17. O
sea que solo puedes disfrutar de parte de la experiencia. En este
caso nuestro objeto fue una concha de mar,aquí que nos recoge Julie y
aquí empieza la parte divertida, tienes que explicar la guerra civil
española a un conjunto de espectadores, los cuales la mitad somos
españoles y sabemos más que ellos sin duda y sobretodo pronunciamos
los nombres y las ciudades mucho mejor. Dejando este punto aparte y
sin interrumpir demasiado a la chica para no sonar pedantes. Nos
adentramos con Julia(nne) en su historia, nos explica que es
americana pero que sus ancestros eran españoles (la familia de
Diego) y que huyeron de la posguerra vía Inglaterra y Venezuela, esa
historia repetida en tantas familia, entre tantas, como en la mía que
acabaron en Argentina. La chica nos explico una historia de espías,
de lucha contra el fascismo, todo muy próximo y con cierto hilo
argumental, aunque en las historias de España a veces fueran un poco
adaptadas al púbico ingles.
Bien,
pues las tres estaciones que nos tocaron estuvieron muy bien,
mega-impresionantes, la primera nos llevo hasta otra taberna-burdel
donde se recogían los cargadores de los astilleros (esta llevada por
un grupo de actores amateur asociada a la LIPA) en la que discutían
acerca de si cargar los barcos con explosivos hacia España o
declararse en huelga y asumir la multa. Con mucho gusto, muy bien
actuado y con atencion al detalle. La segunda estación, nos llevo al
patio de la escuela a presenciar un grupo de danza, y tras empezar a
escuchar flamenco horrorizados por un grupo de ingleses intentando
bailar algo muy cañi, por suerte, fue solo un susto, ya que la
música cambio a un tono muy templado y resolvieron la situación muy
bien, danzando con poderío, al unisono y muy sentido, pero sin el
tacata del flamenco que dudo que pudieran haber desarrollado. Muy armónico todo, con una escenografía muy cuidada y emotivo. Entre
estación y estación disfrutábamos de pequeñas actuaciones “on
the go”. Finalmente la última estación era representativo de
cárceles sensoriales de la guerra civil, de las cuales nunca había
oído hablar y yo me pensaba que me afrentaba más a una experiencia
daliniana al más estilo surrealista. Tres habitaciones a lo más
dispar, un fogonazo de luz, ruido y rareza, una habitación a topos,
una segunda habitación deslizante con ojos a doquier y globos de agua
reventando y por ultimo una sala surreal con ruido y a rayas, donde
unos personajes, que parecían salidos del planeta imaginario, nos
deleitaban de nuevo con un español más que dudoso. Pero aquí los
actores muy metidos en su papel y profesionales te introducían en su
mundo.
El
espectáculo final en el que nos reunieron a todos los grupos de nuevo
fue en la cripta y jardines de la catedral, con tus auriculares y
radio, un espectáculo de color, luz, música, algo de pirotecnia y con
todos los actores reunidos, esta vez poniendo en escena un final muy
espectacular donde una pequeña orquesta de violines y todos los
participantes de la obra rodeaban a la audiencia e interpretaban un
par de canciones al instante que por la radio sonaba un discurso de
fraternidad, igualdad y paz.
Bueno,
en definitiva, una experiencia surrealista y sobretodo original,
pensando que el guión es original, aderezada al final, por una
charla con los colegas a la que se acerco una pareja a decirnos que
si nos habia gustado la historia, que eran los padres (reales) de
Julianna de Diego y que la historia era de su padre y que era real…
Anodadados nos quedamos con este espectaculo de la LIPA, una mezcla
de ficción - realidad
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