dimecres, 18 d’abril del 2018

A clockwork orange

Asistimos al Everyman, a una de las obras de su grupo de teatro residente. En esta ocasión me apetecía un montón ya que se trataba de la Naranja Mecánica.
Ahí nos plantamos, esta vez los asientos estaban en la parte superior, la cual no sabía que existía. Y la verdad es que el inicio es peliagudo, un sucesivo de gente desfilando por el escenario subiendo por unas escaleras a los cuales era difícil de entender, como había música en directo organizada por un percusionista que estaba a nuestra altura, a veces la música resonaba fuerte y no se podía escuchar bien a los actores. Pues bien después de un muy decepcionante inicio, sin cohesión y ritmo, por suerte la cosa se endereza, un par de diálogos más elaborados y un par de ideas originales en la escenografía, hace que la obra se enderece y gana un poco de momento, hacia el intervalo ya gana ritmo y la segunda parte aguanta el tirón. Tal como siempre en el Everyman, una obra muy política y con mucha historia gracias al icono de película. Es una de las películas antiguas que ha envejecido bien. Unos actores que se van curtiendo en este teatro y una buena velada, discutiendo como el Ministerio del Interior combate a las personas con ganas de violencia. Interesante y bien diseñada, ganaría de menos pasarela y paseos de los personajes in/out del escenario.